sábado, 16 de mayo de 2009

Un regalo que abrió el mundo a las escuelas de Jujuy

En red / Con fondos privados y trabajo voluntario

Una fundación donó computadoras y conexión a Internet en la Quebrada de Humahuaca

Un regalo que abrió el mundo a las escuelas de Jujuy

En El Perchel, los chicos navegaron ayer la web por primera vez
Foto: Amalia Eizayaga
EL PERCHEL, Jujuy.- Seis escuelitas rurales de la Quebrada de Humahuaca recibieron esta semana un regalo inesperado. Una fundación las conectó a Internet, capacitó a sus docentes y les donó una computadora con impresora. Y todo sin que ellas ni el Estado gastaran un solo centavo.

La iniciativa es parte del programa "Humahuaca, escuelas en Red", liderado por Claudia Gómez Costa, una pinamarense que se enamoró de esta geografía y que hoy se propone conectar a 100 escuelitas locales a la Web. Es un sueño grande el de Claudia. Su objetivo no es ni más ni menos que llevar oportunidades de acceso a las nuevas tecnologías a todos los niños posibles, allí donde los gobiernos no llegan con sus políticas públicas.

La Escuela Nº 296 de este pequeño paraje -unos diez kilómetros al norte de Tilcara y 90 de la capital provincial- fue ayer el centro de los festejos. Oficialmente, la Red comenzó a ser parte de la vida cotidiana de sus 66 alumnos y de un puñado de docentes. "Esto es una puerta enorme para nosotros y para toda la comunidad", decía sin parar la directora de la escuela, Beatriz del Pilar Ursagaste.

El programa "Humahuaca, escuelas en Red" tendrá una segunda etapa hacia septiembre, con la conexión de entre tres y diez escuelas. Varias empresas y personas colaboraron para que la iniciativa se concretara: el Banco Macro, Microsoft, Servicio Satelital y Guardian SRL. También, el técnico Guillermo Cerioni, encargado de supervisar las conexiones, donó su tiempo, al igual que dos voluntarios de la fundación.

A la de El Perchel, se suman los otros establecimientos que desde esta semana tienen acceso a Internet con conexión satelital. Son la Escuela Nº 341, de Hornillos; N° 378, de La Banda; N° 332, de Chucalezna; N° 101, de Colonia San José, y N° 240, de San Roque, todas ellas escondidas en la Quebrada de Humahuaca, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco hace casi seis años.

"Quiero ver una llama"

Desde la llegada de Claudia y de su equipo técnico, las pequeñas comunidades, que tienen a las escuelas como centro social y cultural, súbitamente comenzaron a ser parte de un "mundo" que desconocían.

Claudia, de 53 años, lleva más de una década conectando escuelas a la Red. Primero, desde la cooperativa telefónica de Pinamar, Telpin; hoy, desde la Fundación Aprendiendo bajo la Cruz del Sur, una entidad que puso en marcha a fines de 2004.

Licenciada en educación, y vecina de Pinamar, Claudia combina calidez y empuje. Está casada, tiene cuatro hijos y una nieta. Desde el Norte al Sur del país, viajó de manera incansable para reunir voluntades, fondos y entusiasmo. Hoy, para fortuna de los quebradeños, puso su mirada especial en esta tierra de colores intensos, historia y cultura viva.

Claudia sufre desde hace un tiempo de distrofia muscular, una enfermedad progresiva que lentamente le va quitando movilidad. Pero no se queja, y mucho menos se detiene.

En su mininotebook despliega un mapa que la llena de orgullo: en los últimos cuatro años, a través de otro de los programas de su fundación, "Parques Nacionales y escuelas interactivas" ( www.parquesyescuelas.blogspot.com ), que lleva adelante con la Fundación Telefónica, ya conectó 24 sitios y 23 escuelas, y capacitó a 500 docentes en 19 provincias del país. Y ahora, sumará más sitios y docentes, desde el nuevo programa dedicado a escuelas jujeñas www.humahuacaescuelasenred.blogspot.com

"Me maravilla y me duele al mismo tiempo cómo todos los chicos, cuando se les dan las oportunidades, son capaces de aprovecharlas", dijo Claudia a LA NACION. Inmediatamente, su comentario tuvo un correlato: los alumnos de El Perchel comenzaron a utilizar las computadoras como si siempre hubieran estado allí.

"¿Imágenes de qué lugar les gustaría ver?", preguntó Corina Pérez, capacitadora y uno de los motores de la fundación. "¡De Jujuy!", dijeron los chicos casi a coro. Inmediatamente, se pusieron a navegar. Luego vendrían más pedidos: una llama, una foto más grande, otro lugar...

La mayoría de los alumnos, de guardapolvos y ropa impecable, caminan varios kilómetros para llegar a la escuela, como Eduardo, de 10 años, que marcha dos horas por los cerros y cruza el río Grande, temido por sus crecidas inesperadas. Después de almorzar en la escuela y de jugar un poco al fútbol con una pelota que apenas rueda, corre hacia su casa para cuidar a sus chivas.

¿Para qué sirve Internet en estos parajes? En Iruya, Salta, los chicos repitieron menos de grado. No hay estudios que digan que fue por la Red, pero en los hechos la mayoría tuvo otra motivación para estudiar. Hay escuelas que desarrollaron sus weblogs, que colaboran con tareas de la comunidad, alumnos o ex alumnos que desarrollaron emprendimientos turísticos y se contactan con otros lugares. Los usos fueron y serán miles. Muchos de ellos, impensados.

Fuente: LaNacion.com

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