lunes, 1 de agosto de 2011

Dicen que falta camas en el hospital de Iruya

En este moderno establecimiento sólo hay tres lugares para parturientas y tres en la sala infantil. No hay calefacción.

NUEVO EL FLAMANTE HOSPITAL RAMON CARRILLO DE IRUYA.
NUEVO EL FLAMANTE HOSPITAL RAMON CARRILLO DE IRUYA.


El hospital Ramón Carrillo, de la localidad de Iruya, inaugurado por autoridades provinciales y nacionales a finales de mayo pasado, no da abasto con la atención de los pacientes. En ese departamento del noroeste salteño hay 23 comunidades aborígenes y una población infantil muy numerosa.

El establecimiento cuenta con tres camas para parturientas y tres en la sala infantil. A pesar de ser un moderno complejo asistencial no tiene calefacción, contaron a El Tribuno algunas pacientes, quienes resaltaron la importancia de este servicio “ya que los pacientes que concurren a solicitar un turno para ser atendidos deben soportar largas colas con muy bajas temperaturas.

Una vecina del lugar, Rosa Chorolque, quien estuvo internada, contó que vio cuando llegaban al hospital niños con vómitos, diarrea y síntomas de gripe y eran regresados a sus hogares porque no había lugar para internarlos. “Los medicaban y los mandaban a la casa”, aseguró. Dijo también, con un dejo de nostalgia, que “en el hospital viejo había más comodidades. Esta situación realmente es preocupante porque hay madres con niños internados que tienen que dormir sentadas en el piso por falta de lugar”.

Incluso, Rosa contó que “después de veinticuatro horas de una cesárea las madres deben regresar en colectivo a sus parajes”.

domingo, 27 de febrero de 2011

Adiós Iruya

Me despido, sin caminata duplicada a San Isidro, pero con la tranquilidad y felicidad de haberla hecho. Con el recuerdo de la tranquilidad de estos cerros y este lado de Argentina que parece tan lejano a un porteño viajero. Con el ruido del viento en las orejas, con el color de los cerros en la retina, con el sabor de las empanaditas salteñas. Con esas callecitas de piedra irregular, la luz vaporosa de los faroles en las noches frías y esa caminata solitaria de anoche y el esfuerzo por ver el valle en plena oscuridad.

Salgo para Humahuaca, curiosamente, mi primer destino jujeño después de casi dos meses en Salta. La Quebrada y después el regreso a Salta capital y después, como me gusta decir, quién sabe. Todavía hay tiempo y dinero para seguir.

Iruya - San Isidro

Ayer fue el día de la caminata a San Isidro, un pequeñísimo pueblo, a unos 8km de Iruya. También, una de las caminatas más lindas que recuerde. Salí algo más tarde de lo que debería. Cuando había caminado los primeros dos kilómetros, entre cerros coloridos, por el valle, ya cruzaba gente que estaba volviendo. Me dijeron: "¡Te vas a morir de calor!", y no se equivocaron.

No fue tan terrible la ida, que siguió por la vera de un riacho y en amplios terrenos con piedras, junto a casitas con mucho verde y en las alturas de San Isidro.

En San Isidro, un sánguche de jamón y queso y un café con leche en el único lugar abierto, la tentación de seguir caminando a una Laguna de altura (tentación frustrada) y el regreso bajo un sol que quemaba.
Me debo una caminata saliendo bien pero bien tempranito, saliendo tipo 6AM. Veré si mañana lo logro, y si puedo ir aún un poco más lejos.

fuente: Hacia el Norte

Lluvia, viento y frío


Un tío mio solía decir, cuando todo le iba mal, y para darse ánimo: "No todo puede ser lluvia, viento y frío". El tiempo en Iruya no viene acompañando, y tiene un poco de cada una de esas cosas. Lluvia o lloviznitas ocasionales, mucho viento en las alturas y frío de noche. Febrero, acá, no parece febrero. Afortunadamente hay cómo y dónde protegerse de esos tres males turísticos. De la lluvia, en el bar de los duendes o en la casa, del viento, sentándose debajo de las parecitas de la plaza o atrás de la Iglesia (depende de dónde sople) y del frío, debajo de las 7 (sí, 7) frazadas que tiene la cama.

La verdad, ya estoy esperando que mejore el clima para seguir camino. Sigo tentado de hacer la caminata a San Isidro tempranito, pero veremos si esa opción funciona. Estoy viendo si no me conviene dar unas vueltas por la Quebrada, para llegar al carnaval del 5 en Tilcara. Es una opción y el amigo Ramiro me dijo que podemos encontrarnos por ahí y después volvemos en el auto para Salta capital.

Mientras tanto, me llevo la poesía de este pueblito, que aún con lluvia, viento y frío, tiene un encanto especial. Las callecitas que suben de piedras irregulares, la pequeña iglesita con la cúpula azul, hasta un polideportivo bien humilde que está en la parte alta (era increíble ver a los chicos jugando básquet en desnivel!), todo en Iruya nos deja algo, nos enseña algo o forma un recuerdo entrañable.

Fuente: Hacia el Norte